Ahora sí que se acabó

 

 

Diario IDEAL, 31 diciembre 2015

 

Como diría el viejo del lugar, apaga la luz que esta gente querrá acostarse. Pues estamos ya a escasa horas de que este 2014 se acabe de forma irreversible y estos ojos nunca jamás vuelvan a ver esta cifra en el calendario. No sé si lo has pensado pero cada vez que se cambia la hoja al susodicho almanaque ese conjunto de número que representa el año, nunca se repetirá salvo que seas la reencarnación de Matusalén y vivas en un permanente ‘dejavú’ del día de la marmota y pese a que tires, día tras día, de la hojita, vuelvas una y otra vez al arranque del despertar.

Pero como esto sólo pasa en las novelas o en el cine lo cierto y verdad es que, arrancada la hoja, no va más. Las que se fueron, ésas, ya no volverán. Bécquer bien clarito que nos lo dejó. Pero no pasa nada. Yo en febrero me montaré en los cuarenta y seis y francamente no sí si ll que tengo son ésos o diez menos o diez más, porque con la ‘bregaera’ que me llevo, no tengo tiempo ni para pensar si son más o menos que el año pasado. Salvo por las canas, claro. Eso, como otras muchas cosas, tienen solución. No hay que ver nada más lo lustroso que lucen las ‘painted’ canas de nuestro Mariano o esas mechas platinadas de rubiaza flamenquita de ‘Susanita tiene un ratón’. O sea, que menos la muerte, hasta eso tiene arreglo.

Y este año también ha tenido arreglo. Sirva este cierre para recoger una vez más la sensación de que vamos por muy buen camino. La senda de la recuperación ya es visible en muchos rincones de nuestro país y pese a los malos augurios de los hijos ilegítimos, caducos y ‘demodés’ de los bolcheviques, la economía española va tirando, porque la economía está hecha para y por las personas (lo dijo el rey Felipe), así que como hemos sido las personas (españolas) las que hemos tirado, una vez más del puto carro, las cosas van razonablemente bien. Sería una calamidad que nos dejáramos llevar por la desazón y dejar nuestro futuro en manos de santurrones redentores de la hoz y el martillo.

Esto es en realidad mi única duda para este 2015. Pero confío y deseo que al final como los españoles siempre votan con una mano en la cartera y otra en la papeleta, esto se salve. El caso andaluz es paradigmático en este sentido. Dame pan y dime tonto. Voto ‘progre’ al canto, que ‘los otros me lo quitan’. A lo mejor tenemos que confiar en el régimen andaluz como el principal valedor de un sistema estable en toda España, aunque eso nos cueste un latrocinio de millones de euros repartidos y gastados entre ‘sindiprogres’ hasta los malboros, gintonis y más allá. La verdad es que no no sabe a que´carta quedarse. Bueno, sí. A que las togas y las puñetas de los jueces se oigan, por más que uno y una se retuerzan en sus poltronas de oblatos. Pero, ¡ya veremos! dijeron los ciegos.

El caso es que nos enfrentamos a un año que puede ser clave en nuestras vidas y confío en que no caigamos en el entreguismo, ua vez más, de lo fácil. Nada es fácil, Ni siquiera guiar o dirigir un país. Piensa en lo complicado que es gestionar tu propio hogar y multiplícalo por más de cuarenta millones de criaturas para que vengan los coleteros amantes del lujos y primera clase, sueldos bolivarianos a decirnos qué debemos hacer con el dormitorio, la cocina o si hay que alojar en el salón a todos los vividores de la nada, mientras ellos se ‘jartan’ de pata negra y viven en sus palacio de oro, gracias a la sangre obrera. ¡Amos no me jodas! Pues no.

Pero como no tengo una bola de cristal, pasará lo que tenga que pasar y ya está. Y que nos vayan dando a todos. ¡Qué farragosidad para despedir el año! Por cierto que esperaba regresar a la vuelta de enero pero esta vez sí que es verdad que voy a estar ‘up in the air’ y mientras que los RRMM llegan en formato de azafatas, por lo menos hasta el catorce de enero no nos leeremos y te contaré que me ha pasado en el último viaje a China. Otro más. Y los que vengan. Como el 2015, que te deseo, ¡cómo no!, que te venga cargadito de mucho trabajo, de todo tipo, de momentos inolvidables, de toda clase, y si me aprietas, que ganes de todo (salud, dinero y amor) en todos tus territorios, ya sean tangibles o intangibles y que los tuyos lo vean contigo. Es mi deseo. Todo lo anterior dicho aquí es puro cuento. ¡A por el quince!