Semana de retos e incertidumbres

 

 

Diario IDEAL, 15 de octubre de 2014

Se acerca la recta final de octubre como una exhalación. Apenas si me he dado cuenta y este mes está casi finiquitado, con noviembre asomando la patita debajo de la puerta. Será este frenesí en el que me hallo lo que me está complicando  digerir el devenir de los días con cierta quietud. Pero como como el reloj sí que marca las horas, este octubre, cargado de cosas interesantes está ejerciendo de juez.

Este jueves me tocará hacer la maleta para llegar hasta San Vicente de la Barquera (Cantabria) y pimplarme con los compañeros de mi club de trail, la ultra de ‘Desafío Cantabria’, una carrera que arranca el viernes a las doce de la noche y que a lo largo de sus 90 kilómetros acumularemos un desnivel positivo de 6.200 metros. Esto me ha obligado a castigarme en severos y madrugadores entrenamientos en estos meses y estoy deseando que pase, por el disfrute –sobre todo- y porque tengo unas ganas locas de volver a la piscina hasta casi febrero para relajar cuerpo y alma y al mismo tiempo que mato el gusanillo deportivo que me corroe desde bien temprana edad.

Esta ultra tiene de especial que será  la tercera a la que me enfrento después de la GTP 110 km en 2013, una rotura de menisco y ya en 2014, la Riaza Trail 70 km del pasado mes de junio. Además el desnivel acumulado es de infarto seis mil doscientos metros pa´rriba y cinco mil doscientos pa’bajo… o sea, casi doce mil. Ahí es nada. Y todo por el gusto de correr, de disfrutar, de sentir la montaña y cruzar la meta –porque la cruzaremos- con mis compañeros de Llévamepronto, Pedro, Raúl e Iñaki.

Pero en cuanto baje de la montaña me toca subirme al avión y volar, una vez más, a China. Aquí se presenta una nueva aventura, porque ir a China siempre es una aventura, para seguir trabajando en otros frentes exportadores y volver a darle en la frente a los que están todo el puto día quejándose por todo y son incapaces de mover el culo para llegar a la puerta de su casa, esperando que todo le caiga por gracia divina… divina Susana.

Pero esto ya tendré tiempo de contarlo la semana que viene porque esta vez vamos a abrir una oficina comercial en Louyang y será la primera vez que una fábrica de aceite con forma jurídica de sociedad cooperativa, como es la de Peal de Becerro, tenga ya intereses directos en una ciudad china con siete millones de habitantes, en una provincia con cien millones de criaturas. hablamos de más de dos Españas.

De nuevo, la SCA Encarnación, da un paso a delante para demostrar que esto de exportar es, como lo de Desafío Cantabria, una larguísima carrera de fondo, con subidas, bajadas, tropezones, caídas y sobre todo, muchísimo aprendizaje. No en vano estamos empezando a recoger algunos frutos de este intenso trabajo y la fábrica está a estas horas sin dar tregua a sus máquinas envasadoras porque hay cola de contenedores esperando ser cargados. Y todo esto, sin mucho ruido, y con la hormiguita de referencia. Dame pan y dime tonto que diría aquel. Mientras ya están los demás para verse en televisión y que no se les caiga la cara de vergüenza sacando pecho cuando somos el objetivo indiscreto de los programas de investigación que nos dejan a caer de un burro –con descojone de su presentadora, por ejemplo- por ser una de las provincias más olvidadas por todos y todas, con autovías paradas y llenas de matojos, infraestructuras arruinadas y cifras macroeconómicas cercanas a un estado de guerra.

Pero en esto, como en lo demás, como sé que no pasa nada aunque seas el hazmerreír de toda España cualquier día, por la noche, o por la mañana, o al medio día, o en una sobremesa, porque cada vez que oigo Jaén en la tele o radio me echo a temblar, aprietas el culo y subes la pendiente a sabiendas de que otros impresentables se seguirán poniendo tus medallas porque viven de los putos impuestos que tú pagas al sacar todo tu trabajo con el sudor de tu frente. Y aquí lo dejo, porque me corroe con estos temas un cabreo cada vez más ciclópeo y no me interesa para nada salir en esta foto corrupta.