Terciopelo negro

 

 

 

 

 

La carretera de Mulholland me lleva por unos senderos que los propios y extraños ojos de Bette Davis, desconocen. Te llaman Black Velvet. Marcado triángulo. Lynch enloquecía encuadrándote.

Y sin embargo, yo, irremediablemente yo solo, me entrangulo con los tres lados oscuros de tu secreto.

Deja que suene otra vez la gramola. Y el salón sin flores. Jarrones repletos de ron. Agujas en tus dedos. Y Nicolas enviagrándose de azul con Laura.

Besos electrilésbicos. Norma en el espejo. Tu lengua lo pule. Manchas blancas en tu tercipeleo que Greeson ausculta.

Y tú, Black Velvet, has vuelto a dejarme alicatado. Dos motivos para inmovilizar. Tres justificaciones: dos catetos y una hipotenusa hipnotizadora. Einstein lo cortó y miró dentro.