Perros de ciudad

El cristal está frío. El calor ha emigrado a otro continente. Mis huellas dejan un surco dibujando tus ojos en la transparencia hacia donde nadie es capaz de llegar.

Fuera ladran los perros del r’n’r repartiéndose los restos del último humano existente sobre el lago helado.

Edificios silentes. Vampiros lobotomizados. Robots en pie de guerra. Aviones explotando antes de despegar. Y mi habitación, azul eléctrico, está forrada de puntas. Espero la decisión.

Encontrarás mis jirones para fabricar la bandera con la que tapar mi ataúd.