Cuando toqué el sol de California

 

Apenas imaginaba cómo sería ese momento.

No alcanzaba a ver si habría naranjas o azules.

Si sería dulce o salado.

El desierto atemporal, quieto, sin prisa, escribió el prólogo y epílogo.

El pier juagaba a ser un peine desvengonzado clavándose en tu extraña silueta horizontal mientras el viajero, incrédulo aún, trataba de acariciar el cálido reflejo de un adiós olvidado. Toda una vida extrañándote y por fin sabía a lo que olía mi sueño.

California es así; catódica, eléctrica, onírica.

Su sol, no.

Y ahora recuerdo, entre naranjas y azules, el sabor a mar de aquellos besos dulces que llevé pegados a la puntas de mis dedos.

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Foto tomada en la playa de San Diego (California) 27 junio 2017

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