El niño del pijama…

Esta semana he tenido ocasión de ver una versión cinematográfica que quizá haga bueno aquello de que el libro siempre es mejor que su adaptación al cine. No es el caso, bajo mi punto de vista, de, por ejemplo,  ‘El silencio de los corderos’ y ‘La casa de los espíritus’.

Se trata de ‘El niño del pijama de rayas’, la novela de John Boyne. La novela, en su dí, me dejó indiferente. Me sorprendió el arranque y el final de la novela. Pero en ningún caso, la considero merecedora del gran impacto mediático y su meteórico viaje al cine.

La película está dirigida por Mark Herman y protagonizada por David Thewlis, Vera Farmiga, Sheila Hancock y Rupert Friend. Lo que me sorprendió en su día fue la rápida traslación del papel a la gran pantalla de este pelotazo editorial. Y es que había mucho de negocio detrás.

El film me ha parecido insulso, insípido, inconsistente e infumable. Lenta, sin ritmo, se limita a clonar algunos pasajes de la novela en fotogramas. El ambiente, las localizaciones, los protagonistas… se presenta ficticios y fabricados sin ánimo del más mínimo análisis histórico, estético o literario.

Cierto que el texto no da para mucho, pero en la película el niño judío -Shmuel- parece tener mejor salud que Bruno, el niño berlinés. Su padre, un militar nazi, de madre antisfascista y padre hitleriano, se muestra tan poco creíble que da la sensación de estar en un baile de disfraces. La madre, naziconsorte al principio, y antinazidemonioconsorte hacia el final, es una fotografía sepia de la Eva Braun del Museo de cera.

Y el resto de personaje es tan superficial que muestra su verdadera naturaleza: chupar del bote a costa de la espectacular caja de su hermana mayor, la historia boyniana.