Enigmático desierto (I)

Cuando se inicia un viaje, no sabemos qué será lo que este nuevo destino nos presentará. Tal es el caso que ahora se va a relatar. Siempre pensé que llegaría al desierto, un viejo sueño de niño, cuando cruzara el medio siglo de vida. No sé por qué extraña sensanción, siempre pensé eso. Pero ha querido que los años jugaran a mi favor y me presentó la realización de este gran sueño, con muchos años de antelación.

La mañana se presentaba como el resto. Sin embargo sabía que me enfrentaba a más de 400 kilómetros de carretera, atravesando un país que sólo conocía hasta El Djem. Las referencias que poseía eran que las carreteras se podían transitar sin problemas. Pretendía llegar a las puertas del Gran Erg con un Clio, que no es precisamente el vehículo más apropiado para enfrentarse a las grandes dunas. Ese día, la ruta fue larga: desde las playas de Hammamet, la carretera mira al sur pasando por Kairouan, Bir Ali ben Kahlifa, hasta llegar a la carretera que une Safax con Gabes. Antes de llegar a ésta última, la carretera gira a la derecha, pasando por El Hammam, Kebili hasta llegar a Douz.

Practicamente hasta las proximidades de Gabes, el paisaje que se presenta ante nuestros ojos, es muy similar a cualquier parte de Andalucía. Hay olivos y campos de trigo. Kilómetros y kilómetros de tierras planas, con hileras y mantos verdes cosidos a la tierra. Quizá en el viajero se perciba cierta decepción; el ansia por encontrarse de lleno con el desierto genera cierta frustración al ver un paisaje tan familiar.

Sin embargo, desde Gabes casi todo es diferente. El verde desaparece de forma paulatina y el sol se vuelve tenue; deja de brillar. Durante unos minutos se tiene la sensación de estar presenciando un eclipse; pero es el efecto de estar cerca del desierto lo que produce que este sol saa más apagado que el que dejamos en el norte de Túnez. Aquí las temperaturas superan los 55º en julio y estamos todavía en los últimos estertores del mes de marzo.

Marzo 2006

* Foto: teatro romano de El Djem

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Vagamundos, a punto de cumplir los tres años de vida, comienza ver publicado una eneorme guía de vaije que en su día se publicó en Comunicando. Ahora, corregido, llenará los rincones de este blog.