Leyendas urbanas

Ideal 24 junio 2009

La conspiración en la muerte de Lennon, la idea de que el agua de la piscina se vuelve amarilla en contacto con la orina, la supuesta explosión de una teta siliconada de Ana Obregón en un avión o ‘la chica de la curva’, son algunas de las quinientas leyendas urbanas reunidas en el libro de Tomás Hijo, profesor en la Universidad de Salamanca. La obra, presentada en abril de este año, titulada “El libro negro de las leyendas urbanas, los bulos y los rumores maliciosos” (Editorial Styria), recopila leyendas antiguas a partir de Internet, de conversaciones, de la televisión y de sus propios alumnos.

La leyenda urbana más famosa -eso dice-, la de ‘la chica de la curva, cuenta que una persona recoge a una autoestopista en una carretera apartada de la civilización, quien le advierte del peligro que tiene la siguiente curva. Ante la extrañeza del conductor, la chica le dice que conoce muy bien la curva porque murió en ella en accidente; y cuando el chófer vuelve a mirar a la joven la distracción le cuesta la vida.

Otro de los ejemplos mencionados es la historia del Rey Juan Carlos, oculto tras su casco de motorista, rescata con su moto a una persona en una carretera secundaria; es «la misma leyenda que atribuía a Federico Barbarroja, anónimo tras su yelmo, el rescate de un niño perdido en un bosque sombrío».

¿Quién no conoce alguna leyenda urbana? En Nueva York son famosas las historias que se cuentan sobre los cocodrilos en sus alcantarillas. En Valmayor, pantano de Madrid, entre Galapagar y El Escorial, estuvieron hace unos años buscando y rebuscando a otro cocodrilo, que dicen, se quedó en los saquitines de los niños pijos prendido para siempre.

Las leyendas urbanas son la aplicación moderna de aquellos cuentos que narraban y relataban las abuelas entre tíos con sacos, sacamantecas, rapaces listas y todo ese conjunto imaginario que, con el tiempo, ha sido aplastado, sobre todo, por la televisión. Ahora, las leyendas urbanas que conocen nuestros hijos tienen más que ver con las que se fabrican en Hollywood o YouTube. A ellos les importa poco si hay o no cocodrilos en la ciudad de los rascacielos o si el lagarto de la Malena está vivo, escondido en los bajos de Ayuntamiento. Les interesa más si Hannah Montana consigue que le cierren tiendas sólo para ella o calculan si podrán llegar a ganar en un día lo que CR, a lo largo de lo que aún presumen su larga vida.

Pero no pasa nada. Ahí está Ana Rosa que parece que, en sus egocéntricas portadas, se ha quedado encasquillada en los 15 añitos; o Patri Conde, la sexisexta, que nunca tuvo frente; o Pipi Estrada, ex comentarista deportivo, que le ha hecho la competencia a Rocco como hombre-pene-porno. Son leyendas urbanas, que viven todavía. Pero que estoy seguro, no aguantarán el paso del tiempo.

Y si no que se lo pregunten a los de Leganés que llevan, desde que se inventó el pueblo, buscando a su monstruo.