Correr

Es una disciplina dura. Sin duda. Como todas las que una debe exigir sacrificio al cuerpo y al alma. Murakami, es escritor y corredor de fondo. Su próximo libro recogerá todas esas experiencias que como corredor, ha ido acumulando a lo largo de todas sus carreras y maratones. A donde va, lleva sus zapatillas y corre. Yo no descubrí a Murakami por el correr, sino por el leer.

Hoy, tras 1o kilómetros de entrenamiento, sin gastar más de 50 minutos, con el Mar Mediterráneo a babor y estribor, según fuera para levante o poniente -en Málaga-, he conseguido reflexionar sobre este noble arte de dominar el cuerpo. Y lo he hecho porque he hallado motivos, muchos, para invitar al resto a que se ponga metas: unas alcanzables y otras, inalcanzables.

Desde que corro a diario, mi cuerpo se ha vuelto resistente, acumulo menos cansancio y duermo algo mejor (más intensamente). Mi mente, por su parte, se ha ordenado, ha aprendido a controlar ritmos, esfuerzos y rendimientos. Mi corazón late a escasas pulsaciones en reposo y mi capacidad torácica ha aumentado. Me muevo entorno a los 72.5 kgs, peso que jamás tuve, salvo en verano de 1993 cuando me metía más de 80kms/día en bici. Rondé los 73.

Pero esta actividad física ha degenerado en una actividad intelectual absolutamente indominable. Mi cerebro es capaz de procesar información a un ritmo antes nunca conocido y generar ideas a una velocidad que supera los 3’36»/km.

Ya tengo algunas metas para 2010. Algunas, locas, pero soñar con ellas es algo que ayuda al edificio de la autoestima, castigado muchas veces por todo eso que, con kilómetros y sudor, se disipa en el horizonte que separa el mar del cielo.

Lo que este año 2009 empezó por ser un entrenamiento para mi viaje en Harley, desde Málaga (España) hasta Zante (Grecia) -última semana de septiembre-, se ha convertido en un revulsivo para mi cuerpo y mente.

Mientras, hoy, durante esos 10 kilómetros he creado micros, ni-nadas (están en la moleskine, algunas de ellas) y hasta un índice para un libro que traigo ya entre manos con colaboradora… conocida.