Diario de un post yuppie (III)

En sus manos ya están los cuatro puntos cardinales que parecen cuatro caballos desbocados, impidiendo ser domados. Con sus suaves manos somete, sin más dilación, su rebeldía. Cruza y recruza las puntas níveas de la sábana. La culminación, ahora, de una regordeta bola blanca es una rosa del mismo color: con cuatro esquinas ha conseguido crear una flor. Un semi dios que da vida a inermes líneas rectas.

Cierra las puertas del armario. Un ataúd vacío. -Habrá que llenarlo con algo, querida Amparo. Lo forraré con fotos de perros ahorcados. Así me acordaré, a diario, de cuántos merecen morir ahorcados. Llenaremos el mundo de flores nacidas de su semen. Amparo ¿te imaginas una ciudad embaldosada con las flores de los ahorcados?-.

Cerradas las puertas comienza una frenética cuenta atrás. Carga en su espalda la voluminosa esfera repleta de trajes de corte y confección, valorados en más de un millón de horas de trabajo.

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Foto: Karel Vojkovský

Diario de un post yuppie (I)

Diario de un post yuppie (II)

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