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2009Diario de un post yuppie (IV)
Su espalda no se resiente con el peso. Es una simple tarima donde descansan los recuerdos. La salida de su minúsculo habitáculo es hoy una puerta abierta a la esperanza. Aquí vi la espalda de María. El fino hilo que se dejaba entrever por sus ajustados pantalones blancos, bien valían otro brindis al sol. Sin embargo, ahora colecciono botellas vacías.
El manojo de llaves dan la señal de salida. La sangre empieza a dar calor a un cerebro que hasta hace unas décimas de segundos, presentaba un encefalograma plano. El bombeo de su corazón resquebraja el hielo que recubre las paredes de su interior. ¡Bom! ¡Bom! ¡Bom! ¡Bom! Micro explosiones descontroladas. Su visión llega a nublarse con un fondo rojo: parece que le están rociando los ojos con gasoil.
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