Este país es de chikilicuatres

No me niego a escribir algo sobre Soraya. Reconozco que nunca he seguido a los triunfitos. Sin embargo, es imposible no escuchar en las radiofórmulas españolas, que nos machacan con las mismas canciones, decenas de veces al día -si uno viaja mucho, es la mejor manera de evitar a Radio María- a estos cantantes, algunos mejores que otros. Me pasó con Bisbal y me ha pasado con Soraya. Y es que esta chica me pone tela y canta muy bien. La veo potente y con garra. Sin embargo, no ha cautivado ni a este país de chikilicuatres -ha perdido, dicen, casi 5 millones de espectadores- ni a los votantes europeos, que nos han castigado por llevar a una rubia hispana -aunque sea de bote- que pasa por teutona. Es Eurovisión.

Vivimos una época dura, donde lo cutre triunfa. Y Soraya es una víctima. Lástima que no se diera cuenta del desaguisado. Monumental trampa. Ahora la crucifican, mientras suben a los altares al santón de la cutrez inventado por el que, al final, se forró con toda la gilipollez colectiva hispana. O sea, el mentecato listón de goodfountain.

Soraya, yo que tú, habría enseñado una teta. Como la Jackson.