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2009Jeans
Un cementerio de conchas, huérfano de lápidas, espera cada mañana a ese pedazo de trapo tejano que se remoje al calor del sol de Malibú. Extrañas sensaciones de soledad acurrucadas por el devenir de las olas, que nunca se cansan de repetir el mismo y lisérgico viaje. Mar con horizonte. ¿Acaso hay mares sin él? Pero…, sí hay playas sin ella. Y ella, sin sus jeans, no es ella, es simplemente una figura minúscula en el obituario de los náufragos. Y como errante marino, desatado del palo mayor y atrapado por la jarcia, vuelvo al fondo. Cuando sea polvo marino, arena oceánica, me dejaré llevar hasta atracar, envuelto en sal, en el filo de su mapa. Sentada sobre mí, mojándose sus vaqueros, recitará una y otra vez, la frase que nunca se atrevió a pronunciar de aquel guión.
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