La llamada jónica

Esta es una semana repleta de novedades y buenas noticias. Pero sin duda lo mejor llega al final; el final de esta semana. El sábado, vía Italia, nos espera Grecia. En concreto Zante, una de las islas jónicas.

Siete días para contar las viejas leyendas de Odiseo o esperar a que Calíope venga a visitarme en forma de ola o tal vez, de inspiración vital y reconducir la travesía por esta vida que, a veces, se torna inesperadamente caótica.

No llegaré a Ítaca, isla mitológica. Eso lo dejo para otra ocasión; pero cada vez estoy más cerca de sus costas. Y el viaje sigue siendo una aventura. Mientras, quizá me cruce con Penélope, Telémaco o el porquero Eumeo.

He comenzado a sacarle brillo a mi escudo.