Malakazynthos: cara B

Diario IDEAL, 11 noviembre 2009

El día 21 de septiembre comenzaba un viaje a lomos de una Harley Davidson que me llevaría desde Málaga a Barcelona, pasando por Valencia, navegando hasta Civitavecchia, puerto de Roma, rodando para descubrir la cuasiderruida L’Aquila, llegar a Ancona y desde allí, embarcar otra vez para atracar en Patras y por la costa Este de la península helénica, arribar a Killini pudiendo llegar, otra vez en barco, hasta la isla de Zante. O Zakynthos –Ζάκυνθος – como se escribe y llama en su lengua.

Ese viaje, entre iniciático, aventurero y de desafío contra uno mismo, lo conté jornada a jornada, a través de mi bitácora digital o blog, ‘Vagamundos’ (www.fernandortega.com). Pero junto a este viaje lineal -cara A- , cronológico, anotable y contable día a día, realicé otro; diferente, íntimo, introspectivo, poco contable aunque con muchas anotaciones, reflexiones que dejé manuscritas en una moleskine naranja regalo, un día, de mi buena amiga Elena Lisón. Esa libreta está hoy repleta de otros aditamentos como tickets, recortes, recibos, etc., soportes de papel para recordar un viaje, el externo, que me dejó impreso, en el interno, muchas experiencias en la soledad, abrazado a un manillar cromado, apoyado en una barandilla a popa, mirando una descansada Heineken o cagándome en los muertos de la avispa que me picó en el antebrazo a escasos kilómetros de Killini.

Será el viaje -cara B- que no sé si un día verá la luz. Pero como quiera que ando buceando en mi interior como ese gusano que se sabe crisálida a punto de dejar de hacer el capullo para mostrar su verdadera naturaleza, hoy, sin más, para ti lector, una anotación íntima de la ‘side B’ del vinilo titulado Malakazynthos.

Anotación: Día 2; dos más dos cuatro y echo de menos mis kilómetros realizados a pulso con mis rodillas, a mi ritmo, a mi puta bola, con mis webs y con más moral que los que subían el río amarillo en busca de Kurt. Apocalypsis o Apocalipto. Es que me da igual. Es que ya nada es lo que era, hasta ahora. Y tú balanceándote en un cascarón en busca de ti mismo, de ese que dices que no eres, pero que te encanta ser. ‘Dèja vù’ interior que se produce de forma clónica cada vez que te da el achuchón… y sientes que no te entienden, que no te comprenden, que tu individualidad, exclusiva, única e irrepetible te hacen insufriblemente sobrero. Sobrero de noche y de día. Sobrero para el sol y para la lluvia. Y sobrero hasta de ataúd porque has pedido un mechero, un estúpido mechero para que tu cuerpecito, este cuerpecito mío, -¡qué caña te he metío!… canta Bebe- arda. Así. ‘I decided’.

Otra anotación: ¿Sabes? Suena a pretérito. Debió. Ahora, mañana, en el bautismo, será aleatorio, juguetón, despreocupado y sobre los renglones torcidos, Dios, el que no existe, será cuando quiera, sólo cuando Él quiera, ser, estar, ver, oler o cagar. No habrá lecciones: sólo sueños. No existirán los cuadrados: sólo elipses. Y las casas dejarán de tener esquinas para tatuarse ventana tras ventana con vistas a primera línea interior. Así seré yo. Una casa con ventanas. Con muchas ventanas.