Up in the air

 

 

Diario IDEAL, 19 noviembre, 2014

 

‘I’ve been up in the air / Out of my head…’. Suena Treinta Segundo para Marte. Arranca un jueves cualquiera. Mi despertador se alerta pasadas las siete de la mañana. Parezco abducido por ‘el día de la marmota’ que hace que la misma escena se repita, día tras día. Pero hoy es jueves. Falta un día para el viernes y por fin, sábado. Estoy doblado. Tardo aún unos minutos en levantarme. Pero antes de las siete y media estoy desayunando. Café, virgen extra, mermelada de naranja amarga. Oigo a Carlos Herrera en la radio y el profesor Rodríguez Braun llega con sus adivinanzas musicales no sin antes enterarme qué dice ‘The Wall Street Journal’. Acabo mi tostada y comienzo mi actividad en redes. Miro Twitter. Leo y observo que ya ha empezado otro día más, los mismos mensaje de uno y otro lado del ámbito político. Me aburre. Cada vez me interesa menos la política tan contaminante, vomitiva y mentirosa en este país. He procurado limpiar mi lista de ‘amigos intoxicadores’ o ignorarlos. Prefiero, leer y ver, cosas agradables y no esa falsa impostura. Me salgo y entro en Instagram.

Adoro IG. Me permite dar una vuelta por le mundo mientras doy otro sorbo de café. Aquí las filias y fobias políticas apenas si existen. Saludo a Lady Gaga o Madonna, a mis fotógrafos favoritos como Clark Little, afincado en Hawaii, que hace unas fotos de acuáticas de infarto o Diane Cassells, fotógrafa sudafricana con la que tengo unas tremendas ganas de compartir un shooting en su país. Paso por Polonia, Noruega, o le mando un beso a Sarah Malmude en NYC; descubro tendencias en Street Etiquette o me pongo al día con estilismos, modelos, revistas, deporte, etc. Veo que hacen muchos de mis amigos a estas horas: tostadas, bollos, imágenes de la noche anterior… ¡Jorge Pastor ha pasado a verme!

Son algo más de las ocho de la mañana y enciendo el ordenador. Comienza la descarga de correos. ‘I’ll wrap my hands around your neck / so tight with love, love’, mi pierna repite el ritmo en silencio. Pongo Rock FM. ‘El Pirata y su banda’ me regalan las orejas con coplillas que me levanta el ánimo. Recibo correos de medio mundo. Hoy toca revisar un contrato en inglés de uno de los pedidos internacionales. Sin darme cuenta son las nueve y media y comienza la vida del teléfono. Una y otra llamada. Hasta las once y media casi no paro de hablar, escribir, contestar correos, enviar cotizaciones. Comparto enlaces, actualizo perfiles en redes sociales, subo fotos… es lo que tiene ser CM. ‘I’ve been up in the air  /Lost in the night  /I wouldn’t trade an eye/for your lies your lust for my life./Is this the end?’. Tomo otro café. El reloj me está ganando la partida. Necesito acabar toda mi tarea antes de la una y media, hora que toca salir para hacer quince kilómetros por los alrededores de Torrelodones. Sigue el teléfono. Edito algunas fotos. Escapo del mundo digital. Me acompañan AC/DC. Suma y sigue. Llega Loquillo. El tiempo marca su inexorable paso. Me levanto, me estiro. Hablo de pie. Hablo solo. Hablo por teléfono. Hablo por Skype o por Facetime. No paran de entrarme Whatsapp’s. Mi mesa parece una mesa de operaciones de la NASA pero desordenada, repleta de cables, anotaciones, postit’s perdidos, tarjetas de visita, calculadora, agendas, bolígrafos. Es mi caos habitual. Es mi desorden organizado. Eva me dice en un correo que soy muy aleatorio en mis respuestas. ¿Ser aleatorio? A thousand times I tempted fate / A thousand times I played this game /A thousand times that I have said today, today, today’.

Me bajo de la ruleta. Paro. Llega la hora de salir del mundo virtual, calzarse las zapatillas, colocarse los cascos y salir a trotar por el monte. Monte técnicamente, no, porque en Torrelodones no es que haya mucha montaña, pero sí toda una serie de senderos pedroleros que te ayudan a saber a qué huele el campo. Al fondo veo el skyline de Madrid. Las cuatro torres construidas en la antigua ciudad deportiva del Real Madrid. Me voy relajando por segundos. Respiro hondo. En esta hora y casi media que me queda por delante sólo quiero desintoxicarme, oír música y dejar que mis pulmones se llenen de aire. One Republic, The Doors, Macklemore, Sia, The Black Keys, Miley Cyrus, Kasabian… todos ellos me ayudan a pisar con fuerza en el suelo. Si no fuera por estas salidas habría muerto, en vida, arrastrándome cada día a un trabajo repetitivo, aburrido, alienante. Sí, he estado Up in the air. Sigo estándolo. ‘Is this is end?’

 

Up in the air / Thirty Seconds to Mars

Foto: Up in the fire…

Up in the air