De Bond y otras hierbas

Llegan tambores de guerra. ¿O de cambios? Y es que ha saltado el rumor de que Damian Lewis podría ser el sustituto de Daniel Craig para seguir con la saga de James Bond, el personaje creado por Fleming que tantas horas deliciosas horas de cine de acción nos ha dado a lo largo de muchos años. Míos, desde que casi tengo uso de razón cinematográfica.  Lewis es un gran actor, sin duda. Conocido y reconocido por Homeland, Hermanos de sangre o Life, ha subido en las apuestas para dejar en la cuneta al que para mí, y con permiso de Sean Connery, es el mejor Bond desde que naciera para las pantallas en 1954 que no es ni más ni menos que el citado ‘morritos’ Craig,
Lewis es joven, alto (1,85), british pero no lo veo embutido en un taje de Tom Ford con la prestancia, presencia y elegancia que lo luce Daniel (1,78). Craig nos ha deleitado con estilazo conduciendo su Aston Martin, se volvió humano enamorándose de Vesper Lynd y dejándose literalmente el escroto por ella, o protagonizando algunas de las mejores escenas de acción que se recuerdan en pelis de este género bajo la sombra alargada de Jason Burne.
 De Bond y otras hierbas
Ya se dice que le tintaran el pelo de negro a Lewis o lo pondrán a hacer pesas, pero Craig daba el perfil perfecto, incluso antes de ser Bond, perfil que, creo, no da Lewis que aparenta más bien un lánguido lord que el espía al que yo querría parecerme alguna vez en mi vida.
De BOnd y otras hierbas | Fernando R. Ortega | Vagamundos
Las apuestas están sobre la mesa. No sabría decir quién me gusta –del panorama actoral actual- para sustituir a Craig (¿tal vez Fassbender?), pero sin pensarlo, no Lewis, aunque, si al final es elegido, le serviré dulce y serenísima admiración como he hecho con Niven, Lazenby, Moore, Dalton  y Brosnan. Porque Bond es un personaje eterno, atrapado por su inmensa figura cinematográfica cuyo legado puede y debe durar siglos.
¡Larga vida a Bond! James Bond.