¿Exportar? Sí… pero envasado

 

Diario IDEAL 13 marzo 2013

Hoy me vas a permitir querido lector que me salga un poco de la línea habitual de esta columna y me tire por lo estrictamente económico que lejos de pensar que no nos toca, sí nos toca y de lleno. Con una provincia con un 40% de paro tendríamos que pensar, sobre todo, en lo económico. Y será sólo de la mano de las empresas como únicamente esta provincia pueda salir del profundo agujero en el que está gracias, también, al arte y la pericia de nuestros descabezados e inútiles integrales políticos.

Esta semana caían en mis manos las estadísticas de las exportaciones de aceite del primer trimestre de campaña 12-13 (o sea octubre, noviembre y diciembre). Los datos hablan por sí solos. No sólo se ha exportado un 19% menos que en el mismo período de la campaña 11-12 (aunque en valor es sólo una pérdida de un 2,3% por el efecto subida de precios en origen), sino que los males que azotan a nuestra sector aceitero, continúan.

Me deja de piedra el siguiente dato: Italia, Portugal y Francia son los principales clientes exteriores. Es decir apenas nos movemos de las estructuras comerciales ‘cautivas’ de hace más de 20 años. Estados Unidos, nuestro cuarto cliente – y primero en ‘exportación’ de verdad- lleva importado un 34,5% menos que en el campaña anterior. Obvio: malas calidades-fraude y producción propia. Otro dato: las exportaciones a Australia han caído un 63%. Es decir: más de lo mismo. Nulo esfuerzo comercial, hartazgo de fraude y malas calidades y producción propia. Sólo en este ranking se salva China que, pese a estar en sexto lugar, sus importaciones de aceite se han incrementado un 63%. En estos los chinos ha estado listos. Saben que si compran en Italia, el aceites es español y más caro. Por eso vienen a España y se quitan de en medio esos céntimos con los que ellos luego, en destino convierten en euros. Compran en España, por ejemplo 500 ml a 2 euros y en destino lo venden a 10 euros. Antes el chino al pasar por Italia tenía que pagar entre 0,90 euros y 1,50 de más por la intermediación italiana que siguen siendo ‘los tontos’ (vs. los listísimos españoles) en esta película.

En estos meses de escasez de cosecha, subidas de precios, etc. pensaba que esto se daría la vuelta. Que las grandes productoras apostarían de forma definitiva por la comercialización ‘envasada’ de su producto y que el personal se tiraría al barro de la exportación como loca: técnicos de exportación, comerciales cualificados, directores de marketing… (el 65% de exportaciones se la llevan sólo 4 países, de los cuales Italia y Portugal son, sobre todo, de granel). Es decir ¿qué estamos haciendo?

Pues salvo las honrosas y meritorias acciones de fabricantes independientes, ‘nanoproductores’ y alguna excepcional cooperativa jiennense, nada de nada, de nada, de nada, de nada. Todo sigue igual. Los datos son así de tozudos y de cabrones.

Pensar que entre los 8 grandes importadores, quitando Italia y Portugal sólo estén Francia y Reino Unido hace pensar que qué ocurre con el resto de los casi 25 países que hay en la Unión Europea. Que quitando EEUU y Brasil, qué ocurre con el resto de la totalidad de los países que componen en continente americano. Qué pasa con India, Corea del Sur o Taiwán. O por qué Australia ya no se fía de nuestros aceites. Para mear y no echar ni gota. Producciones millonarias para ser invisibles en el mundo. Inversiones subsidiadas para apenas sacar la maleta y no ir más allá de los Pirineos. Rancio sabor a borras en todo lo que todavía huele a aceite en esta provincia. Y créeme que lo siento mucho.

Pero el panorama no cambiará ni por asomo. Estoy cansado de tratar con gente que apenas sabe leer y escribir. Que ignora qué, cómo y cuando se elaboran los aceites. Que quieren ganar grandes cantidades de dinero en una operación o que se meten en esto de ‘exportar aceite’ porque tiene un amigo, un primo, un pariente, o muchos contactos desde tu cooperativa hasta el infinito y más allá o porque fueron constructores, y ahora quieren probar fortuna con el ‘aceite de oliva’. Es una pena. Y lo peor de todo es que esto enmierda tanto el día a día que al final te tiras más horas explicando explicaciones explicadas sobre lo que contiene un palé que sobre lo que se va hacer en esta u otra acción comercial con estructura propia en éste, ése o aquel país. No te pares en la categorías comerciales que nos liamos, amigo.

Hace tres años era un advenecizo en este sector. Pero hoy hablo, creo, al menos, con la experiencia que me da estar 16 horas cada día entre teléfono, correos y viajes, intentando llevar lo nuestro al más y mayor número posible de rincones del mundo. Y créeme, nada cambia. 2013 debería ser el año en el que 30.000 jiennenses se fueron al extranjero a comercializar ‘envasado’ lo mejor de lo que da la tierra jiennense y el paro se redujo hasta una ‘tasa alemana’ del 5%. Al menos, el que suscribe se va a Hong Kong en mayo. Y vuelta a empezar. Y no me cansaré de hacerlo, decirlo y contarlo.