FlashForward/ FlashBack

 

 

 

FF.- Habitación en silencio. No más que un leve rayo de sol que entra, ligero, por la ventana. Parece que se descuelga. Alumbra. Un haz de luz, casi, divino. Apunta. Denota una dirección. Recto. Ni oblicuo, ni cambiante. Toda una llama erecta de lumínica disección. Al final, en su fin, en su se acabó, una aureola con sabor a menta. Menta poleo. Poleo menta. Y ella, mientras menta al innombrable, simplemente, gime otra vez.

FB.- Era el servicio de señoras. Allí me colé como en la fiesta de Mecano. Mecano en la mar, se decía en la puerta. En la puerta de entrada a aquel garito que olía a esa extraña colonia que usan las meretrices con sus bisectrices en pago por uso. Sin embargo, no era consciente de la hora que era. Amanecía. No. Error. Craso error. Había estado durmiendo abrazado a una taza más de siete horas. Era un espalda mojada más. Aquel rayo que se colaba por la ventanuca del pestilente servicio fue a parar a ella. Al abrir la puerta quedó quemada, estigmatizada por el sol abrasador en aquel fronterizo lugar innombrable: su pezón izquierdo.