#iPR11

iloveaceite kochamoliwe aceite de oliva virgen extra exportacion polonia TAGS:

Diario IDEAL, 5 octubre 2011

En estos años hemos incorporado a nuestro lenguaje, sobre todo desde que usamos Twitter, el término ‘hashtag’ o ‘palabra clave’ para esa red de ‘microblogging’. Creo que en alguna columna he hablado de ello; en sta ocasión esta palabra, precedida de la almohadilla, hace referencia al ‘roadshow’ aceitero por Polonia que nos ha permitido presentar las bondades de nuestros vírgenes extra por las ciudades de Varsovia, Poznan, Lodz y Cracovia.

Ha sido una experiencia fascinante, no porque les hayamos descubierto a los polacos lo bueno que tiene nuestro aceite de oliva virgen extra, sino por lo fácil que ha sido su incorporación a su gastronomía y por las grandes oportunidades de negocio que presenta este país que está creciendo al 4%.

Prácticamente toda su red de carreteras principales está en obras, infinidad de edificios están siendo restaurados, hay un tráfico intensísimo e insoportable, las carreteras están atascadas de camiones, las ciudades ofrecen su riqueza gastronómica con infinidad de restaurantes, etc., lo que evidencia los deseos de esta nación por ser una potencia en pleno siglo XXI. Mientras que nosotros lo hemos dilapidado todo, abducidos por la cultura del pelotazo, otros luchan y dignifican su esfuerzo cada día ofreciendo a sus conciudadanos oportunidades para crecer y prosperar, y para los extranjeros que traemos lo mejorcito de nuestra tierra -tan desconocido, ultrajado, escupido y meado como es nuestro virgen extra- nos reciben con los brazos abiertos y deseando tener ‘un trocito de cielo’ en su boca tras meterse un trozo de pan -espectacular el pan polaco- mojado con el puro zumo de aceituna que se produce en Peal de Becerro.

Más de 2500 kilómetros no nos han supuesto sino un ratito de avión para predicar con nuestras botellas bajo el brazo, siendo recibidos con multitud de muestras de gratitud , agradecimiento y cariño, al margen de sentar las bases que ya tenemos para expandirnos en este país con nuestra propia estructura comercial.

Me alegro de haber concebido el proyecto y negocio de iloveaceite.com (kochamoliwe.com en polaco) como algo global, donde, sobre todo, gracias a Internet -y sus reglas- , en cada rincón del mundo se puede disfrutar de un buen plato local preparado con el mejor de los vírgenes extra picual o royal producidos en el corazón de la provincia. Aquí no hay dudas de que la calidad bien vale este viaje; de que el respeto por nuestros productores bien vale hacer y deshacer maletas… Sin embargo, tengo dudas de si el resto se merece muchas más menciones porque la abulia en la que se ha caído, casi a sabiendas, es titular de esta penitencia de mediocridad, olvido y cainismo boinero partido por diecisiete. Desde luego a mí ni las distancias, ni los idiomas, ni las banderas me van a parar y viendo cómo reacciona el personal en otros países, no se puede perder ni un sólo segundo.

En apenas ocho meses, he venido dos veces a Polonia y habrán muchas más. Esta columna la escribo en el avión pensando que el sábado me embarco de nuevo para salir hasta San Pedro Sula, en Honduras, con el mismo fin que me ha traído hasta el corazón de este bello y espléndido país.

Es una pena que no haya legiones de hombres y mujeres de Jaén desembarcando en mil y un aeropuertos con el virgen extra por bandera. Preferimos que nos engañen en los supermercados comprando ‘aceite de oliva’ que sabemos es un producto desodorizado y manipulado químicamente. Pese a ello, repetimos como una mula penca que va tras la zanahoria colgada del palo del arriero listo. Pero lo que me pase en las próximas semanas, allá del Océano Atlántico, será otra columna y siempre que me quede este exquisito sabor de boca -o no- lo contaré. Regreso melancólico pero cargado de un optimismo sin igual lo que me servirá para vender mucho mejor en aquella parte del mundo donde, curiosamente, hablan español. O sea, más fácil, imposible.