Pienso en amarillo

Aquel submarino, un día, fue amarillo. Lo pintaron así aquellos señores que dijeron  que conocieron a otro que les dijo que vivía en la tierra de los submarinos. Y como decidieron navegar hasta el sol, lo que en realidad hallaron fue un campo de hierba donde instalaron su cascarón amarillo, viviendo bajo las olas y con un montón de amigos.

Yo no viajaba hacia el sol, pero sí hacia el Sur, donde el sol siempre nace, aunque digan que donde nace es en el Este. El sol es siempre sureño. Y como iba navegando por olas asfálticas descubrí un campo de hierba, donde habría segado, seguro, buscando a Jim o Janis mientras ellos hacían sus maletas para irse a Calofornia en busca de su sueño.

Y pensando en mi cosecha, allí estaban los submarinos amarillos, aletargados sobre su campo de hierba, soñando con el griterío de sus vecinos, aún de corto, de miradas furtivas, de labios recién pintados. Niños, tal vez ya hoy hombres o señoritas de largas cabelleras arcoiris que, como yo, soñaron con la banda que ponía música a cada trayecto mientras soñaban, otra vez, con ese verde hierba que todo lo sana.

Ahora pienso en amarillo. Pero cuando vi a los submarinos, en realidad, pensaba en lo verde que era el sueño verde de su campo de hierba.

*Foto tomada el 10 /septiembre / 2016 en algún lugar de Texas (Interestatal 35) camino de Cotulla.

Pienso en amarillo | Texto y foto tomada 10 /sept / 16 en algún lugar de Texas (Interestatal 35) camino de Cotulla | Vagamundos