Puspys

 

 

¡Vaya palabreja! Me crucé con ella hace unos días en la Avenida Diagonal de Barcelona ciudad (¡qué canción aquella de Loquillo! -Sí, esta parte de mi aún no había salido… fui rocker durante varios años… tupé, calcetas blancos, buggies, corbatines, pañuelo rojo al cuello y camisa leñador-).

Andábamos Celeste y un servidor por esa imponente avenida, junto al enorme edificio de La Caixa (el capital en su estado más puro), cuando por obligaciones profesionales «tortugueras» debimos buscar conexiones a la Red. Abrimos portátiles y debajo del enorme edicio negro, nada. Todas las señales cerradas. El capital es así de «agarrao».

Celeste, «entaconada» desde las 8 de la mañana, no podía más. Sus fuerzas estaban casi a punto de petar por lucir palmito, esa mañana, en Mercabarna.

-Mira nos volvemos al buga; llegamos al hotel y compro una tarjeta de prepago de Telefónica de conexión y ya está- dije, viendo que la nena se me venía abajo.

– ¡Tío, me arden los quesos! Estos zapatines del «Cuéntame » (punta redonda y tacón alto pero gordote) me están asando la plata de los pies. Sí, nos vamos.

Volvimos a recorrer nuestros pasos para llegar, de nuevo, a nuestro Superb. Ella se descalzó, mientras la temperatura interior del vehículo subía unos centígrados; a todo esto, de nuevo, enchufé el pc transportable, por si podía sislar la señal a algún despistado que aún no conoce las medidas de seguridad de una red hogareña.

Y ¡zas!, allí estaba, ella, con todas su rayas, a tope, ¡PUSPYS!

Sí, así se llamaba, ¡PUSPYS, PUSPYS, PUSPYS! gritaba revoltoso mientras que ella, la otra, Celeste, se regocizajaba con el vientecillo barcelonés que entraba por la ventanilla y le refrescaba sus ardorosos quesitos andaluces.

PUSPYS nos salvó la entrega y el trabajo esa noche. Celeste me dijo: esto se merece un «postecito».

Y volvimos a Calafell (+ de 50 kms al sur de Bcn), al hotel, que por suerte (¡gracias 3GSM!), pudimos encontrar por tierras catalanas, previa parada en el «Aldi» para pillar pan de molde y queso planchado. Ya ven, entre quesos andaba el juego.

Dicho y hecho.

PUSPYS te queremos.