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2009‘Sgaensters’
Diario IDEAL, 18 noviembre 2009
Días atrás, en el paseo marítimo de Marbella me encontré, tras años sin verlo, a Massimo Corleone, del clan de su apellido; los de toda la vida. Sentado en un banco se dejaba acariciar por el sol mediterráneo. Con algún kilo de más y seguro que pisando ya los setenta, Massimo me conoció. “¡Naninno! Mi caro amici”. Fue él, y no yo, el se diera cuenta de mi presencia. Nos fundimos en un abrazo y gastamos casi dos horas de tertulia entre jurídica y cinematográfica. “Naninno, cuánto tiempo hace que nos conocemos. ¿Quizá quince años? Sabes, ya, a mi edad, nada es lo mismo. ¡Fíjate! Vengo de cortarme el pelo y el viejo Pepe ‘Patillas’ me dice que lo han visitado. Lo han visitado unos señores que piden dinero para una organización porque dicen, escucha la radio en su picolo local”. “Sí, son los ‘sgaensters’ de Ted Bautista”. Respondí seco.
“¿Quién es ese tipo Naninno?” preguntó. “Verás Massimo. Tú añoras las Thompson M1 que el abuelo de tu tío abuelo, repartía cuando quería hacerse un nombre en las calles de Nueva York. O tal vez las muestras de cariño que se dejaban en las camas ajenas en forma de testa equina pegada al escroto. O lo más probable es que te vaya el estilo ‘acuerdo entre bandas’ sentados al calor de los últimos bancos de la iglesia de Santa Margarita mientras obligabais a la hija de Vitorio Pucci a que se enjuagara la boca en la pila bautismal. ¡Chupársela a Enzo! ¡Por Dios! Pero ese estilo, querido Massimo, no es el que se lleva en esta pútrida nación que ha pasado de la alpargata al V8 en apenas tres décadas. Aquí los ‘sgaensters’ no llevan armas cortas, o largas; ni blancas, ni negras, ni de largo alcance. Aquí, como ratas, se esconden disfrazados en bodas, bautizos y comuniones. Espían a barberos, autobuseros y a las pobres putas de la Casa de Campo, no porque la mamen a 20 euros, ¡no, Massimo! A toda esta gente de los bajos fondos patrios, vulgares y asquerosos currantes, se les espía por si oyen la radio, ponen música, bailan abrazados o escuchan un cd mientras se le corren entre las tetas, sin pagar a la organización. Así Massimo. No hay tableteos ‘thompsonianos’ melancólicos. Hay denuncias y demandas judiciales. Y la pringadilla clase obrera, estos mamarrachetes que se desloman desde que amanece, o se arruinan por ofrecer las mejores bodas o sobremesas del barrio, los empapelan con supositorios con sabor a togas y estrados. Y si no apoquinas, no te envían a Yoni Caracortada. Te mandan a Ramonchu, ‘The chicken fried king’, a cerrarte el garito en nombre del sindicato. Ya sabes que aquí, los del sindicato, sean del crimen, de la ceja o de esos que viven a costa de los presupuestos generales, son considerados casi clones de los santones que duermen en las hornacinas”.
Massimo no pudo dar crédito a aquella explicación. Se levantó y me hizo acompañarlo hasta la barbería de Pepe ‘Patillas’. Abrió la puerta y dijo: “¡Por San Vito, Pepe. La puta que parió a estos mangantes poderosos! Aquí te dejo mi Walther PPK para que les vueles los huevos cada vez que vengan a pedirte el diezmo. Si el abuelo de mi tío abuelo viviera, no quedaban caballos en España”.
Post anotación: Por supuesto nada de esto ha ocurrido. Es pura ficción calenturienta y literaria, pero su parecido con la realidad viene refrendada porque casi el 40% de los españoles pide ilegalizar a la SGAE y es, además, la institución más odiada por el pueblo soberano. La red de blogs Ocio Networks, que cuenta con más de cinco millones de usuarios, ha elaborado un ‘Estudio de nábitos de Internet’ y ésos han sido los resultados. Tela caro Massimo.
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