Si hemos de cambiar, será para mal

Diario IDEAL, 11 junio 2014

Recuerdo que la primera canción de M Clan que tengo en la memoria fue una versión de la Steve Miller Band, ‘Llamando a la tierra’ que me cautivó desde el primer momento porque sus sones me eran conocidos. ‘Abracadabra’ o ‘The Joker’ eran otros éxitos de la banda americana que habían sonado y que suenan en muchas emisoras de radio. Pero aquella versión en español de la original ‘Serenade’ y la voz del que lo cantaban, me engancharon. No sé cómo descubría que se traba de la banda murciana y el single estaba extraído de su disco ‘Usar y tirar’ que rápidamente me zampé. Allí encontré otra coplilla, la que la da el título el disco que se ha convertido en una de esas melodías que cuando estás chof te la colocas y levantas el ánimo. Por entonces mis dos hijos ya estaban dando la castaña. Y claro, si tú lees, tus hijos leen. Si amas la radio, ellos la aman. Si tú vas al cine, a tus hijos les gusta el cine. Si tú oyes M Clan, a tus hijos M Clan les termina por gustar.

Catorce o quince años después de aquel descubrimiento, este pasado sábado M Clan celebrara sus veinte años de música en un concierto en Madrid. Desde hacía varios meses tenía compradas las entradas porque ¿qué mejor forma de celebrar esos veinte años que yendo a ese concierto con mis dos hijos que, además, en el caso de Fernando nunca había estado en uno y coincidía con sus dieciséis primaveras?

Así, reconozco que ha sido una de las experiencias más gozosas que he vivido en los últimos años. Ya daba por sentado que se sabían algunas letras pero lo que me sorprendió es que se las sabían todas. Todas y cada una de las canciones que Tarque y los suyos desgranaron en el escenario con una energía y un sonido impecable, las coreaban por no decir nada de los saltos, palmas y gritos que dieron. Sudaba como pollos y creo, sin riesgo a equivocarme, que su felicidad era tremenda.

Cuando tenían unos pocos años y en los largos viajes a Almería, Jaén o Málaga, me pedían una y otra vez la canción de ‘Lola’ esa versión pícara en la que había que taparse los ojos ‘para no ver que era una voz de hombre con curvas de mujer’. El día que la entendieron fue de esos días divertidísimos donde ellos se imaginan la escena que describía la canción en ese bar de Madrid.

Luego llegaron ‘Carolina’, ‘Todo negro’, ‘Dando vueltas’, ‘Sopa fría’, ‘Antihéroe’, ‘Pasos de equilibrista’, ‘Maggie’, ‘Las palabras que me dijiste’ o ‘Para no ver el final’. Y es que no nos falta ni un disco de toda su discografía que, con los años, hemos ido conservando en cintas, vídeos y ahora en ‘cedés’.

‘Te recordaré en noches como ésta’ podrán decir un día cuando les cuenten a sus hijos o nietos que fueron con sus padres a un concierto donde, además, vieron a leyendas del rock patrio como Miguel Ríos, Ariel Rot, Alejo Estivel (ambos de Tequila), ‘El drogas’ (voz de Barricada), Enrique Bunbury o el incombustible Fito.

La música en directo es uno de eso placeres culturales que como el cine, un museo, un buen libro, una obra de teatro o una vuelta al mundo, nunca deberíamos dejar de permitírnoslo aunque nos frían con el 21% de IVA. Yo todo esto lo he practicado, lo practico y ojalá, lo siga practicando con mis hijos. Si tú lo haces, ellos lo hacen. Será otra forma de quedar en el recuerdo de ellos y los que vengan.

Como ya sabes que no creo en vidas futuras sino en esa fuerza e impronta con carga genética que puedes dejar a los que te suceden, lo del sábado fue una semilla que perdurará para siempre en sus recuerdos, en los míos y en los de su madre, porque son de esas experiencias que no olvidas porque ya estás (están) en edad de no olvidar. Espero un día poder escribirles a los chicos de M Clan y decirles que ellos, gracias a ellos y a sus veinte años de rock, un día, nosotros cuatro nos reunimos en el Teatro Circo Price de Madrid para asistir juntos a nuestro primer concierto de rock en directo. Y por eso, al ser el primero, no es ni será nunca igual que los demás. Ha sido el primero.

Recomiendo fervientemente que aquellos que tengáis hijos en edades que les permitan este tipo de experiencias, no lo dudéis y lo practiquéis. Ver sus ojos de entusiasmo, felicidad, sus gargantas rotas o sus ropas empapadas en sudor bien valen toda una vida discográfica de recuerdo. Porque, por cierto: el discazo que se edite de este concierto, lo tendremos. Por eso ‘si hemos de cambiar, será para mal’. Yo ya lo he vivido. ¿A qué esperas para hacerlo con los tuyos?