Tacto

Al ver aquella incisión nunca imaginé que en tan poco espacio y tiempo, cupiera tanta felicidad. Segundos a la espera de que el futuro se convirtiera en lo más cercano y conocido posible. El crepitar de las líneas del monitor no ayudaban; me imaginaba que eran olas saltando dentro de una urna de cristal. Sonó la alarma que me aproximaba, como en un viaje interespacial, a mi planeta particular. Aguanté la respiración; conté: uno, dos, tres. Paseo lunar. Acaricié aquella superficie ligera; tapiz de delicados roces dactilares. Recogí mi billete de cincuenta euros y salí de nuevo a enfrentarme con la vida. Anocheció.