The Menaced Assassin

Miro, miras, miran.

Seis horas: tres que observan; tres despistadas o escondidas.

Los pechos duros reciben el eco de un grito que no llegó;
sin embargo, la gramola lo reproduce: vinilo ensangrentado.

Sexo impúbico; -¿listo para marcharte?-.

Tras la muerte, el orgasmo.

Onanistas windownianos que se masturban tras el muro dejando impresas sus firmas.

Bombín inglés… o mejor, bomba en tus ingles; muerta.

Porra y red.

El altavoz abducirá estas letras como al que mira.

Cuatro esquinas; seis nombres y tú, yaciendo en una balsa de leche masculina.

 

*(Anotación al calor del cuadro The Menaced Assassin. Renè Magritte. MOMA-NYC)