Todo es cuestión de puertas

 

 

Es curioso. Siempre es así. Cuando una puerta de abre, la otra se cierra. Hay quien espera la puerta sentado como un burro amarrado o el que en cielo o en el infierno aguarda a que San Pedro o un íncubo haga lo propio con las llaves celestiales o demoníacas.

Siempre es lo mismo. En la vida y en la muerte. En el amor, en el sexo, en los negocios. Cuantas más puertas abras, otras tantas se te cierran, pero a su vez, vuelven a abrirse.