Truman Capote entrevista a Vagamundos

 

 

 

 

26 de mayo de 2009.- No lo he podido resistir y he comprado el periódico. Con grandes titulares, prácticamente todas las ediciones de hoy, 30 de mayo,  recogían la gran noticia. Vagamundos cumple tres años y Truman Capote ha hecho un doble salto mortal, hablando con el protagonista.

La crónica del diario dice lo siguiente:

«La Red. 30 de mayo 2009. Venía siguiendo los pasos de este, a veces, pedantón escritor que, como el resto de los que escriben en blogs, sólo quieren el favor de su público lector, fiel, empalagoso, que no deja de ser una cohorte de fiel clac. Sin embargo, antes de seguir añadiendo epítetos a tan singular personaje, he decido llamar a mi editor, John LeCarré para pedirle que me dejara de una vez por todas, hablar con este Vagamundos e intentar ver más allá de las líneas que, a diario, deja en ese invento mataeditoriales. Y la suerte corrida, tras varias llamadas de teléfono, y varios cafés en Lexintong Avenue, ha sido el sigueinte.

TC – ¿Qué bueno conocerlo?

V- Suerte la mía. La de ser entrevistado

TC- ¿Quién es Vagamundos?

– Y usted me lo pregunta. Mi padre me puso ese nombre el día que me bautizó en San Bartolomé.

TC- ¿Y su madre? ¿No aportó nada?

– No, renunció a mí nada más nacer. Era muy feo. Patifino. Se fue con el verdadero propietario de esta libreta electrónica.

TC- O sea que escribe Vagamundos, pero el que cobra es otro.

– Sí, así es. Pongo esta cara y me zurran. Él, las fotos y las palestras. Así está repartido este mundo.

TC- ¿Lo detesta entonces?

– No, para nada. Conocía las reglas del juego y… jugué. Detesto a otros personajes.

TC- ¿Dígame algunos?

– No es cuestión de enumerarlos porque no es necesario que se gaste tinta en escribir sus nombres, pero en todo caso, no descarte usted a perros inanes cuya producción intelectual no deja de ser un cero a la izquierda o la derecha; me da igual, porque tanto monta, monta tanto, la izquierda como la derecha.

TC- ¿Políticos?

– Sí. Son detestables.

TC- Por lo que he leído, creía que era de izquierdas y republicano

– Yerra señor Capote. Ahora soy descentrado multilateral. La res o cosa pública la inventaron los romanos. Lo que ocurre es que llegaron los Borbones y se quedaron con ella. Pero caerán, como cayó el Imperio. Se da cuenta de que si alguien tiene legitimidad para reclamar memoria histórica son esos grandes hijos del gran Berlusconi.

TC- Dejemos entonces esas zarandajas histórico-políticas porque cogerá un bidón de gasolina y quemará este bar.

– No. Yo respeto a los trabajadores. Tal vez debería quemar los sindicatos, pero esos también caerán, como cayó el Muro de Berlín.

TC- Sigamos con lo suyo. ¿Por qué escribe?

– Porque me paga el titular. Soy un negro blanco que escribe con apenas tres dedos. Ligo y casi no debo acudir al poder de los cinco… como usted.

TC- Amigo, eso fue un recurso literario.

– Desde luego. Pero por entrevistas, usted y su hermano gemelo han pasado a la Historia de la Literatura. Ambas, con mayúsculas.

TC- Aquella noche estaba desesperado. No podía dormir. Pero… ¿qué hago? Soy yo el entrevistador.

– Es que me pone eso de entrevistar. Usted sabrá disculparme señor Capote. Muy taurino su apellido.

TC- Desde luego. Tuve que aguantar puyas y que, de vez en cuando, me torease el bruto de Welles. Olía fatal. Gordo. Con esa barba. Siempre sudaba.

– Lo detesta entonces.

TC- No exactamente. Yo a quien detestaba ya lo dije en las Experiencias sexuales de dos hermanos siameses.

– Así es. Tan cierto como que usted se masturba cuando, por detestar tanto, no puede dormir.

TC- Mire, mis masturbaciones son mi problema. Recuerde que yo soy alcóholico, drogadicto, homosexual y un genio.

– Y yo… un abstemio, marihuanero, heterosexual y un puto genio como usted. Pero seguro que me masturbo menos.

TC- Un día quedaremos otra vez y nos contaremos las pajas que nos hacemos. Insisto, por favor, ¡deje de hacerme preguntas! Yo entrevisto.

– Siga por favor. No se demore. Comienza a brillarle ese espacio que debería ocupar su bigote. Creo que esta mañana se afeitó rápido.

TC- ¡Cierto! ¿Es observador?

– Soy una persona que fue violada por la miopía. Por tanto, cada vez que me acuerdo de ella, procuro, en su ausencia corregida, vivir y fijarme en lo que me rodea, sean o no alcóholicos, drogadictos, homosexuales o genios.

TC- Y además de humor fino.

– Mi madre, la ausente, me lo enseñó. Fíjese que ser desahuciado nada más nacer es una señora putada. Y de ahí me hice de humor fino. Pero no gasto putadas.

TC- Pero ¿su madre lo era?

– No señor Capote. Mi abuela sí. Por eso ella era una hija de la gran puta.

TC- Veo que la putada de su madre le ha dejado huella.

– Y la de mi padre. Con cinco años intentó subirme a un caballó y me dejó la herradura de su pata posterior derecha grabada en mi lomo izquierdo. ¡Vea!, ¡vea!

TC- Dese luego Vagamundos, no ha sido usted tocado por la varita de sus progenitores.

– A mi la única varita que me toca es la de mi vecinita cuando se levanta por la mañana. Mea como si fuera una burra preñada. Y ese chorro, ruge como los del oro. Me da la vara cada mañana, es lo que queríaa explicarle.

TC- Sin duda, tiende usted a dispersarse. Céntrese y vayamos, otra vez, a su trabajo como escritor.

– Vayamos donde usted quiera… ¿me deja que le llame Truman?

TC- No. Así dicho parece el mismísimo show de… y a mí no me maneja ni la Reina Isabel.

– Eso lo sé. Por eso se encomienda usted, señor Capote, a su poderosa mano pajillera.

TC- Vagamundos… si sigue por esa senda, me levanto y me voy. ¡Que me marcho!

– Lo entiendo. Soy un negro blanco pero no un gilipollas. Recuerde que yo también soy un genio. Abstemio, marihuanero y heterosexual…

TC- No insista. Lo he anotado todo. ¿Es reiterativo?

– Sí, como el sexo. Siempre vuelve. Soy una especie de boomerang sexual. Cuando acabo un recorrido, siempre requiero reiniciarme donde lo dejé.

TC- Lo veo, muy reiterativo.

– Desde luego es la ventaja, como usted, de no ser miope. Usted ve. Yo sólo practico… el ver. Pero si me deja un ratro más para esta entrevista se dará cuenta de que veo menos que aquel famoso Pepe que tenía la fábrica de leche en Galicia. Que por cierto, se arruinó por su falta de visión comercial.

TC- Pero no me contesta a la pregunta de si es o no usted reiterativo

– Me reitero en lo dicho. Un negro blanco no puede serlo porque si no, no lo contratarían. Debe inventra a cada segundo. El público del propietario, lo exige. Me paga. Ypunto.

TC- Y qué pensará ese público al descubrir que el que escribe es usted.

– Eso se lo diré mañana. Hoy… pues, es que me da lo mismo. No he triunfado nunca. Así que me quedaría sin trabajo y a buscar. En todo caso siempre me queda su mismo recurso.

TC- ¿Cuál?

– Lo he redicho. Sus cinco amigos.

TC- A usted se le queda lo que lee.

– Sí, es un defecto de fábrica. Dejado por mi madre, pateado por un caballo, violado por la miopía… comprenderá usted que, al menos, me acuerde de las cosas.

TC- No puedo acusarlo de desmemoriado. Por eso refleja tan corecctamente sus experiencias sexuales… por que usted escribe mucho de sexo ¿no?

– Son experiencias oníricas. Las que se tienen en el subconsciente cuando te has pasado con los corchos de botellas de vino. Usted emborrachaba a Norma, esa dulce criatura, y yo le doy teta de monja a mi subconsciente. No se queja y encima, como pago, me ofrece inspiración sexual.

TC- Es decir, no le da miedo dormirse.

– No. Creo que es otra forma de morirse. El miedo es algo que se siente al no conocer el efecto contrario.

TC- ¿De qué tiene miedo entonces?-

– De la electricidad. De pequeño metí dos agujas de hacer punto en un enchufe. Aquel latigazo me escupió varios metros hacia atrás. Desde entonces la bricomnaía y los enchufes los dejo para los que viven de los pechos de la res pública.

TC- Vaya… creía que sus temores eran más…

– Como los suyos… los pasos que resuenan en los corredores de nuestra mente… eso no lo voy a decir poque ya lo dijo usted.

TC- Es cierto. Suena ridículo dicho por usted… ¿se siente ridículo?

– No tengo conciencia de ello, por mi inconsciencia y por mi subconsciencia. La pirmera vez que me puse delante de un micrófono no es que me sintiera ridículo; simplemen me quedé bloquedao por exceso de tartamudez.

TC- Pero si gasta una verborrea imparable.

– Es el arte de la conversación. Usted la practica tanto como yo. Tengo amigos que hablan de arte, poesía, economía, guerras, política… y hasta de sexo. Pero es dificil hoy en día encontrar conversadores inteligentes. Todo está repleto de monologuistas… arte muy de moda ahora. Es como hablarse ante el espejo. Por eso me afeito ante un enorme cartón. Así evito el monólogo y aprendo a hablar… con los demás. ¿Se ha fijado en los actores de teatro? Ellos sólo hablan para sí mismo.

TC- Por eso usted no es actor

– Soy actor digital. Fingo que escribe otro, que siente otro, que triunfa otro…

TC- Pero sabrá hacer algo más que escribir

– Comer y domir como la ratita presumida. Soy ratita y presumida. Ambas cosas a la vez y una sola persona verdadera. Así, sin más. A veces hipotenusa, otras, la suma de los cuadrados de los catetos y la mayoría de las veces, un respirador nato. Respiro, luego existo. Y a por otra.

TC- Me lo imaginaba más etéreo, más celestial, no tan terrenal… casi primitivo, obsesionado con el arte de la reproducción.

– Dicho así, debe quejarse usted del DVD, que ése sí reproduce sin cansarse.  No tengo nada de aire, ni de cielo. Así soy, sin más.

TC- Pues lo dejo que querrá usted dormir.

– Váyase si quiere señor Capote. Las brujas me han dicho que la línea de mi mano es más larga que la que tenía Matusalén, así que creo que hay cuerda para rato. Desde luego, mi subconsciente no ha dado señales de cansancio. Me ha dicho por sms que cada noche se coloca un enema con forma de pera limonerfa llena de duracell. Y por eso dura, dura y dura.

TC- No tiene usted límites señor Vagamundos. Su dureza, le traerá disgustos. Como a mí. Somos tal para cual. Dejemos esta entrevista y bebamos. Es jodido escribir, que te guste una mujer que no te hace ni puto caso o un hombre que sólo quiera olerte el vello púbico. Bebamos y si nos pasamos, nos vamos  a la cama juntos. Con usted estoy seguro de que no me empestillará.

– Desdes luego Truman. Buenas noches y buena suerte».

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Pd: A tod@s l@s lectore/as de este blog por tres años de inagotable crecimiento.