Un lánguido adiós

Diario IDEAL, 30 diciembre 2009

No me podía imaginar que cerraría casi el año 2009 con una colaboración en IDEAL. Es día 30; apenas si faltan unas horas para despedir a este año que ya se ha hecho viejo y muy visto. Como quiera que es tradición repasar lo acontecido no sé si es mejor mirar para atrás y ver lo pasado -que pasado, pasado está- o enfocar bien mi gafas de lejos para atisbar lo que se nos avecina en 2010, un año desde el punto de vista de estilo con más glamour que este 2009. Desde luego el año pasado cuando “rabilleábamos” la llegada del 9, lo hacíamos acojonados. Ahora, mirando el 10 de frente, todo es como más “light”; si me permites es como una lánguida mirada a un año que nos va a seguir “enculando” gracias a una clase política cada día más golfa, a unos sindicatos dirigidos por dos sobreros y a unos empresarios que nos seguimos jugamos -¡con dos cojones maestro!- lo poquito que tenemos -o que nos dejan tener si no vienen los del vertical a robarnos, previa manifestación-.

Este año acabado en nueve, tiene mala rima y buen ripio. El diez es más chispeante; se acerca más a la perfección divina, ésa que perseguimos los humanos pero que nos deja en evidencia y muy cercanos al cinco raspado. Al ser un año par debe ser mejor, o al menos, menos malo que el impar que lo precede. En todo caso, otro año más. Y yo voy para cuarenta y uno.

En este año pasado no me han faltado luces y me han sobrado sombras. Como los árboles dime cómo es la tuya y te diré si es buena o mala para cobijarse. He tenido de todo. Hasta he servido de pira. Cortado y hecho tronquitos lanzado a una hoguera, vista ahora, como purificadora. El que viene, tendrá muchas luces y seguro, que también, sombras. Las que proyectamos un día de sol al caminar por la calle o esa que nos persigue si escapamos de los borreguetes que forman las olas al morir en la playa.

Ha sido 2009 un año de carreras. El diez lo será también. Más largas y más duras. Desde San Antón hasta llegar a alguna maratón completa después de haber acabado más de una media por diferentes lugares. Y muchos “diezmiles”.

Desde luego será un año de aventuras este 2010. Literarias por supuesto. Alguna novísima. Nunca antes me mojé en aceite de oliva virgen extra. En el año par que llega lo envasaré y lo haré llegar a las costas lejanas a modo de mensaje como un naufrago retirado. Y lo serviré en cremas para untar. Me unto, te untas, se unta.

Este año que se va me deja más ligero que nunca, tan pobre como siempre y con la ilusión renovada de que será, por fin, mi año. Si no lo es, pues seguiré en la brecha. Me quedan ganas y fuerzas. El hombre más viejo de España tiene 108 palos. Su secreto: beber agua en ayunas. Eso hago cada mañana. Y chutarme endorfinas con abrazos múltiples a mis dos soles. Por ellos, con las botas puestas si es necesario.

Por lo demás, quede aquí mi enorme agradecimiento a ti lector anónimo que cada miércoles te has asomado a esta pequeña jaula de monos. Por bellos y locos. Eso que me deseas para mí en 2010, recíbelo tú el doble. Un amigo.