En la vida como en el deporte

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Diario IDEAL, 2 de octubre de 2013

Cada día descubro más similitudes entre la vida y el deporte; o el revés. No en vano el deporte forma parte de la vida y si no hubiera vida, no podríamos disfrutar del deporte. He tenido la mala suerte de romperme un menisco y el otro día la traumatóloga que me ha visto en estos días me decía al observar la resonancia de mi rodilla: ‘se nota que es una rodilla de una persona que ha empezado a hacer deporte desde muy joven’. Eso sin saber nada de mi vida y a la vista de algunos cartílagos más desgastados de la habitual. Sin duda, acertaba. Por suerte o por desgracia el deporte me ha gustado siempre y mucho. Con apenas unos años, tal vez lo que más me gustaba era el fútbol; sin embargo, debí casi abandonarlo porque en aquellos años ningún compañero quería jugar con ‘el gafitas cuatro ojos’. Cuando se hacían los equipos en clase nadie me quería en ellos y sólo al final, me elegían por pena. Así terminé detestando el fútbol y me centré, tras probar en otros deportes, en la natación con apenas catorce años. Un deporte individual en el que no importaba si llevaba gafas o no, porque nadie debajo de agua ve bien. En el