Las cuentas de tus besos en la pared

Atrapado en este rincón, raspo la pared para despegar el sabor de tu saliva;

huelo a cal y arena, pero tras esta trampa está el dulce sabor a vino
de un beso olvidado, de un adiós encuadernado para siempre en trozo de periódico
de segunda mano, de un saldo sin números o simplemente de una estrofa
del bolero de Machín de "lo que pudo haber sido y no fue…"

Consigo despegar las últimas gotas de tu aliento impresas en
los barrotes de esta carcel urbana que sin embargo ya dejas prendidas
en almohadas terciarias. Retorno a la edad de piedra.

Luego vendrán las lágrimas. Ya canto otra vez a Machín:

¡Espérame en el cielo!