Siempre hay una primera vez

Diario IDEAL, 28 de mayo 2014

¡Eso es! Siempre hay una primera para casi todo. Naces una vez y te muertes otra. En esto se resumen esta frase sabia porque incluso cuando tropiezas dos veces con la misma piedra porque crees que por mucho madrugar amanecerá más temprano, para todo hay una primera vez. Están tus primeros pasos, tus primeras letras, tus primeros besos, abrazos, paseos, brazadas, bocados, orgasmos, etc. Somos seres que tendemos a hacerlo todo por primera vez porque forma parte de nuestro aprendizaje y cuando sabemos queremos hacerlo como lo hicimos por primera vez porque como esa vez nunca más fue igual.

Yo, este fin de semana, he hecho algo por primera vez en mi vida. No acudir a la llamada de las urnas. Si tenía ganas de cumplir dieciocho años era por sacarme el carné de conducir y por poder votar. Ahora, con cuarenta y cinco, me sigue chiflando conducir pero lo de votar, como que me la pela. Y me la pela porque todo es una mentira. Todo es mentira. Todo es impostura, postureo y caretos de campaña cuando en realidad, los que están arriba les importamos una mierda. Incluso los nuevos salvapatrias que han surgido de las urnas, no les durará el puño en alto más de unas semanas porque éstos, precisamente éstos, cuando toquen alfombra, coche oficial y sueldazos serán como los que asaltan supermercados en nombre del pueblo que luego viajan en clase business y se alojan en el five stars más lujoso de la capital europea. Pero éstos en realidad, me importan aún menos que los otros, porque como los jazmines, expirarán muy pronto.

Lo que sí me importa son las dos grandes estructuras sobre las que se construye el sistema democrático español y que son, a la par, responsables de lo que está pasando. En ambas estructuras mandan los oblatos, inútiles funcionarios criados a los pechos del verticalismo que adoran al del más arriba porque, en caso contrario, lo defenestran. En ambas formaciones la corrupción campa a sus anchas mientras que sus propios correligionarios miran hacia otro lado, siendo tan corruptos como los propios corruptos. En el PP y PSOE aunque reciban varapalos gigantes, no dimite ni el tato. Hace años que estos dos partidos, además, han demostrado que España, patria común e indivisible de los españoles, en realidad, les importa bien poco dejando que secesionistas e independentistas tomen las riendas dejando que crezca en determinadas zonas de España una hispanofobia irreconocible en cualquier otro país del mundo (ciudadanos que odien a su propio país). Ambas formaciones han dejado que España creciera al calor de burbujas, dilapidando a diestro y siniestro dinero público para el engorilamiento televisivo de sus líderes y lideresas. Y así hasta el infinito y más allá.

Pero, sin embargo, yo creo en el sistema, y creo en el sistema de partidos políticos. Y creo en el PP y en el PSOE como herramientas imprescindibles para canalizar la participación ciudadana, con matices ideológicos entendibles, pero al fin y al cabo, con los mismos fines en pleno siglo XXI.

Ambas formaciones han conseguido que todo eso se desvirtúe. La Izquierda se ha desangrado por el extremo ‘puño en alto’ y la Derecha se ha desangrado por la abstención. Aquí estoy yo y muchos de los que conozco. También conozco a socialistas que esta vez se han quedado en casa hastiados de todo este pestazo politiquero.

El actual PP ha acorralado a sus votantes (a los naturales, a los de siempre, a los recién llegados, a los cabreados…), los ha estrangulado y aquella ilusión momentánea por la marcha para siempre del nefando ZP (la Historia se encargará de calificarlo como el peor Presidente de la Democracia española), efectivamente acuciados por su tremenda herencia, han sido incapaces de gestionar esto con dignidad, salpicando las portadas de diarios y noticiarios de sobres, cuentas en Suiza, sueldazos, recortes sin sentido, corrupción en una palabra. Y como España no es Andalucía, si todo esto pasa, es normal que tus votantes te den la espalda y dejen de ir a votarte porque no nos queda otra cosa que levantarnos temprano, esperando que va a amanecer antes, para seguir sacando este país, que nos duele, adelante, sin complejos, sin doble moral, sin matices, y gracias a ese esfuerzo, una vez que nos hemos quitado de encima la tenaza de la crisis, todo ha vuelto a empezar a fluir.

El actual panorama me impide ser un poco optimista con los dos grandes partidos porque la renovación en el PSOE la representa ahora una señora que tardó diez años en hacer la carrera de Derecho y en el PP ni se atisba giro alguno que nos devuelva la confianza en el sistema que entre ambos partidos han devorado con sus tentáculos contaminándolo todo desde los consejos de administración de las cajas, las televisiones públicas, las universidades, los centros de enseñanza, las empresas públicas, connivencia subvencionada con los sindicatos, etc, etc, etc.

Vistos los resultados, ambos partidos deberían pensarme muy mucho qué van a hacer. Por el bien de ese casi 55% de votantes que nos hemos quedado en casa, y porque, sin necesidad de apretarme, prefiero a Rubalcaba que a toda esta horda de extremistas vestidos de antisistema que predican sacando pecho mientras en su bolsillo de atrás rumian con ‘todo para el pueblo pero sin el pueblo’.